El Castellón ha cogido la racha mala en el momento más inoportuno. Cuando tuvo la oportunidad de alejarse del descenso no la supo aprovechar y ahora que está metido de lleno no encuentra la forma de escapar. Al contrario, se hunde cada vez más después de perder en Zaragoza y encadenar la tercera derrota consecutiva y cinco jornadas sin ganar, recuperando además su peor versión.
El fútbol y el Castellón no se entienden esta temporada. El equipo albinegro ha sacado adelante partidos en los que hizo lo justo o menos para ganar -ahí está esa victoria ante el Oviedo sin tirar a portería- y, en cambio, cuando ha intentado ser algo más ambicioso, la fortuna le ha dado la espalda. Le pasó en Cartagena, le pasó contra la Ponferradina, y volvió a ocurrir en el arranque de la Romareda, donde empezó con buenas sensaciones y con lo que parecía un plan claro.
Fueron esperanzadores los diez primeros minutos de los albinegros, bien plantados en el terreno de juego, estirándose hacia arriba para estorbar la salida del Zaragoza con una presión alta y merodeando la portería maña. Garrido sorprendió con un par de cambios en un once del que desaparecieron Iago Indias y Señé para dar entrada a Delgado y Gus. Más esperado era que César Díaz fuera el escogido para sustituir al lesionado Jorge Fernández, a quien sus compañeros lanzaron un grito de ánimo con las camisetas con que saltaron al césped.