Nadie puede frenar a Berenguer

El partido se le había complicado al Athletic, que tras haber abierto en el marcador en el minuto tres por medio de Villalibre, recibió a 12 del final el empate de Jorge Molina. Entonces Marcelino miró a la grada, vio a Berenguer y le dijo «arréglalo tú». Y el navarro, en apenas siete minutos, con el partido ya en el descuento, se inventó un trallazo para que su equipo sumara tres puntos. Suma ya cinco goles en los cinco últimos partidos, incluido el del pase a la final de Copa. Pletórico es poco.

Berenguer rescató al Athletic de la espiral de empates a uno en la que estaba sumergido, un resultado que se había repetido en los 90 minutos en seis de sus siete últimos partidos. No era temerario imaginar estas semanas a Marcelino García Toral sobresaltado en mitad de la noche porque un 1-1 se le había colado en el cerebro en forma de pesadilla. Y este domingo en la banda de nuevo pensado en que no se iba a poder quitar de encima esa maldición que le atormentaba. Su hombre más en forma le concedió al fin una noche de paz en Liga.

El encuentro era un reto para el bloque de suplentes del Athletic. Marcelino ya había tirado de él en las primeras rondas de Copas contra el Ibiza y el Alcoyano y en ambos casos tuvo que intervenir en el descanso con varios cambios para evitar el desastre. La rotación masiva (sólo repitieron Simón y Núñez, que sólo disputó 45 minutos) era un riesgo, pero entendió el técnico rojiblanco que no le quedaba otra tras los 120 minutos de desgaste ante el Levante y con la visita al Wanda aplazada por ‘Filomena’ del próximo miércoles. Y con una final de Copa en menos de un mes, lo que desaconseja arriesgar el físico de los jugadores.

Las dudas parecieron disiparse enseguida, con un buen inicio de los locales transformado a los tres minutos en gol. Sancet, mucho más activo que en sus anteriores apariciones, buscó a Villalibre en el área con un pase raso y el ‘Búfalo’ de Gernika se giró sobre Germán para después fusilar a Rui Silva. Los primeros 15 minutos del goleador fueron memorables, ofreciendo un clínic de cómo debe jugar un delantero centro. La pena para el Athletic fue que, como el resto del equipo, se fue apagando conforme avanzaba el cronómetro.

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